Bomarzo habitat

Bomarzo habitat

  • 1997
  • Dos piezas de arcilla refractaria
  • 26,2 x 46 x 23,5 cm
  • Cat. E_119
  • Adquirida en 1997
Por:
Beatriz Espejo

El silencio contenido, el trazo delicado, el modelado sutil o la evolución de una idea definen el trabajo de Miranda d’Amico, que principalmente gira en torno al acto creativo. La suya es una extensa trayectoria en el terreno de la escultura, muy apegada desde el inicio a la tradición minimalista, donde se funden múltiples materiales como la cera, la porcelana y el gres. Sus estructuras de hierro y de madera aparecen rellenas de cera, donde se aprecian suaves relieves de marcada tradición clásica.

En Bomarzo habitat (1997) la artista reproduce un pequeño cobertizo con el techo inclinado. El aspecto de la arcilla añade provisionalidad a la propia idea de cabaña. A uno de los lados hay una escalera, símbolo de la progresión al saber, de la ascensión hacia el conocimiento y la transfiguración. Ya en el título, la artista alude a uno de los lugares más enigmáticos de su Italia natal —el bosque sagrado de Bomarzo, el Sacro Bosco, también conocido como el «bosque de los monstruos»—, un lugar erigido en 1550 por Pirro Ligorio que provoca a quien lo visita, dice la simbología, una catarsis del alma. O lo que es lo mismo: una invitación a habitar el monstruo que llevamos dentro. Toda la obra de la artista tiene una lectura nostálgica de lo antiguo y bebe de la raíz y la tradición clásica, pero con una poética singular. En sus esculturas recrea un espacio irreal lleno de estancias ilusorias y escaleras que no conducen a ninguna parte. Un lugar abierto, como las metáforas o el pensamiento, donde lo fragmentario habla de la imposibilidad de habitar en un lugar más allá de la incertidumbre.

Nacida en 1946, Miranda d’Amico se estableció en Madrid en 1967, tras estudiar Filosofía y Letras y Escultura en la Academia de Bellas Artes de Roma. Entre sus exposiciones destaca la que dedicó a su trabajo el Museo Barjola de Gijón en 1992. En la Bienal de Venecia de 2011, la artista estuvo representada en el Pabellón de Italia, propuesta por el comisario Vittorio Sgarbi.

Beatriz Espejo

 
Por:
Beatriz Espejo
Miranda D'Amico
Castel Di Sangro (Italia) 1946

El silencio contenido, el trazo delicado, el modelado sutil o la evolución de una idea definen el trabajo de Miranda d’Amico, que principalmente gira en torno al acto creativo. La suya es una extensa trayectoria en el terreno de la escultura, muy apegada desde el inicio a la tradición minimalista, donde se funden múltiples materiales como la cera, la porcelana y el gres. Sus estructuras de hierro y de madera aparecen rellenas de cera, donde se aprecian suaves relieves de marcada tradición clásica.

En Bomarzo habitat (1997) la artista reproduce un pequeño cobertizo con el techo inclinado. El aspecto de la arcilla añade provisionalidad a la propia idea de cabaña. A uno de los lados hay una escalera, símbolo de la progresión al saber, de la ascensión hacia el conocimiento y la transfiguración. Ya en el título, la artista alude a uno de los lugares más enigmáticos de su Italia natal —el bosque sagrado de Bomarzo, el Sacro Bosco, también conocido como el «bosque de los monstruos»—, un lugar erigido en 1550 por Pirro Ligorio que provoca a quien lo visita, dice la simbología, una catarsis del alma. O lo que es lo mismo: una invitación a habitar el monstruo que llevamos dentro. Toda la obra de la artista tiene una lectura nostálgica de lo antiguo y bebe de la raíz y la tradición clásica, pero con una poética singular. En sus esculturas recrea un espacio irreal lleno de estancias ilusorias y escaleras que no conducen a ninguna parte. Un lugar abierto, como las metáforas o el pensamiento, donde lo fragmentario habla de la imposibilidad de habitar en un lugar más allá de la incertidumbre.

Nacida en 1946, Miranda d’Amico se estableció en Madrid en 1967, tras estudiar Filosofía y Letras y Escultura en la Academia de Bellas Artes de Roma. Entre sus exposiciones destaca la que dedicó a su trabajo el Museo Barjola de Gijón en 1992. En la Bienal de Venecia de 2011, la artista estuvo representada en el Pabellón de Italia, propuesta por el comisario Vittorio Sgarbi.

Beatriz Espejo

 
 
Fernando Huici Miranda d’Amico: esculturas, Madrid, Museo Municipal de Bellas Artes, 1987. VV. AA. Miranda d’Amico: esculturas 1987-1997, Alcorcón, Centro Municipal de las Artes, 1997. Fernando Huici y Miranda d’Amico Esculturas i luoghi della memoria, Santander, Fundación Comillas, 2011. VV. AA. Colección Banco de España. Catálogo razonado, Madrid, Banco de España, 2019, vol. 2.