Antonio Romero Ortiz
- 1883
- Óleo sobre lienzo
- 125 x 103 cm
- Cat. P_212
- Encargo al autor en 1883
El retratado es un personaje importante en la historia de la galería de gobernadores, pues fue bajo su mandato (en octubre de 1881) cuando se decidió crearla. La suya es una de las efigies en las que se ha buscado un mayor aire de solemnidad, a lo que contribuye poderosamente su pose. En vez de perseguir un contacto con el espectador, que relaje la imagen, el pintor ha colocado a su modelo de perfil, con la cabeza alta, mirando al infinito; y ha subrayado el brillo de los oros del bordado del traje y la presencia de la gran banda azul de Carlos III. El fondo oscuro y uniforme sirve para resaltar aún más la cabeza del gobernador y para subrayar la sensación ajena y majestuosa que transmite.
Gobernador del Banco de España 1881 - 1883
Licenciado en Leyes por la Facultad de Santiago de Compostela, Antonio Romero Ortiz fue un hombre de convicciones liberales y defendió siempre la libertad de expresión. Su juventud transcurrió en Galicia, donde pronto empezó a poner en práctica las actividades que conformaron su vida: la literatura, la prensa, la política y el coleccionismo.
En 1846 participó en el levantamiento de Solís, que le valió una condena a muerte de la que se libró gracias a su huida a Portugal. Su carrera política comenzó en el bienio progresista. Fue gobernador civil por las provincias de Oviedo, Toledo y Alacant/Alicante. Desde 1858 hasta su muerte fue diputado, excepto en el paréntesis de 1866 a 1868, cuando estuvo desterrado en Portugal por conspirar contra Isabel II. Durante su estancia en Portugal escribió La literatura portuguesa en el siglo XIX, publicada en 1869, gracias a la cual entró en las sociedades literarias portuguesas más prestigiosas. Volvió a España tras el triunfo de la Revolución de septiembre de 1868, aceptando entonces la cartera de Gracia y Justicia a instancias del general Serrano. Durante su mandato suprimió seiscientos conventos de los novecientos existentes entonces y la orden de los Jesuitas. Estas y otras medidas le dieron fama de anticlerical, ganándose el apodo de «Lutero Ortiz». En mayo de 1874 fue nombrado ministro de Ultramar, cargo del que dimitió en enero de 1875 cuando el general Martínez Campos proclamó a Alfonso XII en Sagunto.
Fue elegido académico de la Historia en 1880 y sustituyó a Sagasta como Gran Maestre de la Masonería en España en noviembre de ese año. Fue un destacado coleccionista, creando en su casa de Serrano, 22, esquina con Jorge Juan, en Madrid, un museo dedicado a la numismática, la porcelana, la orfebrería y los recuerdos históricos, que evidencia el gusto exquisito de su dueño. Aceptó en marzo de 1881 el cargo de gobernador del Banco de España, adquiriendo la entidad durante su mandato el palacio del duque de Sesto, en la calle Alcalá, 74, esquina con el paseo del Prado, donde se construirá el nuevo edificio del Banco de España. Abandonó su cargo en octubre de 1883 por problemas de salud. Murió un año más tarde.
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