José Villegas era director del Museo del Prado desde 1901, nombramiento que provocó su regreso a Madrid desde Roma. Al poco de llegar a España recibió el encargo de este retrato del joven Alfonso XIII que, nacido en 1886, tenía a la sazón dieciséis años justos, edad en la que fue proclamado mayor de edad y rey de España, con el cese automático de la tutela de su madre, la reina regente María Cristina. Con destino en el Salón de Juntas Generales del nuevo edificio del Banco de España, la institución contrató a José Villegas y Cordero, a quien remitió la siguiente misiva, conservada en copia en el Archivo Histórico del Banco de España:

Deseoso este Banco de poseer un retrato de S. M. el rey de cuerpo entero y tamaño natural para el estrado del salón de Juntas Generales pena que se digne usted aceptar el encargo de pintarlo teniendo en cuenta que habrá de estar terminado para enero de 1903 y que las dimensiones del lienzo que ocupa ahora el lugar de que se trata son aproximadamente de 2,25 x 1,50 m. Por mi parte recordando sus atenciones me atrevería a rogarle a usted que no desatendiera esta súplica, aunque para acceder a ella hayan de sufrir alguna espera otras obras de su maravilloso pincel.

Gran colorista, Villegas lo pintó con el traje de la coronación, blanco y oro bajo el manto de un celeste esplendoroso, que lo distingue como gran maestre de la orden de Carlos III. Resulta significativo compararlo con los retratos inmediatamente anteriores, como los de Isabel II por Soriano Murillo y Alfonso XII por Carlos Luis de Ribera. La extraordinaria modernidad de Villegas se delata en numerosos aspectos: desde el relieve empastado de las insignias que cuelgan del cuello del monarca y el tratamiento abocetado de los brocados del manto hasta el ambiente general de dinamismo que aporta tanto el gesto del rey como la disposición de elementos como el cojín que descansa en el suelo. La obra, a pesar de los intentos de Villegas por ocultarla al oscurecer el fondo, delata aún ciertas dudas de composición y arrepentimientos, como muestra un relieve de pilastras aún perceptible en la zona inferior derecha del lienzo. Tal decisión es destacable en su intento por fijar la atención sobre la figura juvenil y a la vez regia en detrimento de la habitual retórica decorativa y algo más envarada que solía rodear los retratos protocolarios.

Alfonso XIII había de reinar hasta el 12 de abril de 1931, año en el cual, en vista de la mayoría republicana obtenida en las elecciones municipales celebradas en toda España, abandonó el trono y el país, para fallecer en Roma el 28 de febrero de 1941.

• Julián Gállego Serrano
• María José Alonso
• Carlos Martín