Colección
Alejandro Fernández de Araoz
- 1936
- Carboncillo y clarión sobre lienzo
- 122,5 x 112,2 cm
- Cat. P_178
- Encargo al autor en 1936
Esta pintura, que acaso fuera más correcto calificar de dibujo por el uso del carboncillo y su aire abocetado, se distancia por completo de las técnicas habituales del retrato y, en especial, de la galería de gobernadores del Banco de España. Sobre una preparación de tonos sepia, Zuloaga ha dibujado al carbón la figura del modelo, realzando el relieve con golpes de clarión y arrancando trozos de la imprimación, dejando asomar el fondo de la tela. El tipo de retrato, muy propio del pintor vasco, presenta al modelo en medio del paisaje, aunque acompañado de libros, bajo un cielo aborrascado (se puede recordar, en un sentido similar, el retrato de Manuel de Falla, en la Biblioteca Española de París), con todo el significado que cobra la tierra española en el contexto del regeneracionismo al que se suele vincular a Zuloaga. Pero en esta ocasión Zuloaga ha prescindido de la ayuda que representa el efectista empleo del óleo a grandes pinceladas y se ha limitado a una técnica seca, de carbón y tiza, sin por ello restar capacidad expresiva a la obra. Al colocar al personaje en ese lugar despejado, donde la tierra con su vegetación no ocupa más que el ángulo inferior derecho, y rodear su cabeza de nubarrones, le presta el aire casi cósmico de su particular expresionismo. El aspecto tranquilo y levemente irónico de Alejandro Fernández de Araoz, gobernador del Banco de España en 1935 y más tarde consejero del mismo, contrasta con ese intencional patetismo del entorno en que parece asentarse cómodamente.
Gobernador del Banco de España 1935
Procedente de una familia burguesa y liberal, estudió leyes en Madrid y obtuvo la plaza de abogado del Estado en 1916. Su carrera política comenzó en las elecciones parlamentarias de 1923, en las que resultó electo diputado liberal-albista. En 1935 fue designado gobernador del Banco de España, sucediendo en el cargo a su amigo y compañero de promoción Alfredo de Zavala y Lafora, que pasó a ocupar la cartera de Hacienda en el Gobierno de Lerroux. A pesar de su participación política, su vida estuvo centrada en la actividad empresarial.
En 1933 contrajo matrimonio con Carmen Marañón, hija del doctor Marañón. Como hombre liberal de actitud e ideas, congenió bien con su entorno; en la práctica inspiró y dirigió la vida económica de Marañón, a él se debe que Espasa Calpe se convirtiera en la editora de toda su obra médica y literaria. Como administrador general de Almacenes Generales de Papel, filial de Papelera Española, fomentó el intercambio comercial con los países escandinavos, y consiguió que, en los años de la autarquía, la industria papelera española pudiera abastecerse de materia prima, facilitando la edición de libros; creó la Editorial Peninsular con la finalidad de editar los libros de arte de Francisco Javier Sánchez Cantón, director del Museo del Prado (1950- 1958), a quien le unía una estrecha amistad.
En el mundo de la empresa, destaca, entre otros aspectos, su actuación como presidente de la Sociedad General Azucarera de España (1935-1970), cuyos valores llegaron a adquirir prestigio en Bolsa, y como consejero de Tabacalera Española (1952-1970). Fue miembro del Consejo General del Banco de España desde 1954 hasta su nacionalización en 1961, y de 1962 a 1968.
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