Iniciado profesionalmente como publicista en su país natal, Vik Muniz arrancó su proyecto artístico en la década de 1980 en Nueva York, donde vive desde entonces.
Su producción se basa en la apropiación de estrategias de la fotografía posmoderna, si bien él prefiere conectarlo con la larga tradición de la copia en la historia del arte. Para ello, se sirve de obras de arte muy famosas para el gran público, mediáticas y de fuerte presencia mítica. En este sentido, no elige una pieza concreta por su importancia artística, sino por su peso en el imaginario colectivo. Pone el acento de su intervención imitativa sobre la imagen original en técnicas y materiales como chocolate, azúcar, polvo, diamantes, mermelada, basura, juguetes, espaguetis, piezas de puzles, trocitos de papel cuché de las revistas de moda, etcétera. Después fotografía y reproduce a mayor tamaño este laborioso trabajo. De manera que no solo las imágenes son reconocibles, sino que los materiales son también familiares para el público que, en un particular trompe l’oeil contemporáneo, debe diferenciar entre la imagen original y lo que se aporta en la nueva.
Vik Muniz ha realizado exposiciones individuales en el Museum of Contemporary Photography (Chicago, Estados Unidos, 1999); el Museum of Modern Art (Nueva York, 1999); la Universidad de Salamanca (2000); y el Centre National de la Photographie (París, 1999). Entre las colectivas destacan la del Whitney Museum (Nueva York, 2000); el Museu de Arte Moderna (Salvador, Brasil, 2000); el Museo d’Arte Contemporanea di Roma (2003), el Centro Galego de Arte Contemporánea (Santiago de Compostela, 2004); la Fundación Telefónica (Madrid, 2005); el Baltic Centre for Contemporary Art (Gateshead, Reino Unido, 2007 y 2017); el MoMA PS1 (Nueva York, 2007); el Musée d’art contemporain de Montréal (Canadá, 2007); el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga (2012); y el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (México (2017). Representó a Brasil en la Bienal de Venecia de 2001.
Iniciado profesionalmente como publicista en su país natal, Vik Muniz arrancó su proyecto artístico en la década de 1980 en Nueva York, donde vive desde entonces.
Su producción se basa en la apropiación de estrategias de la fotografía posmoderna, si bien él prefiere conectarlo con la larga tradición de la copia en la historia del arte. Para ello, se sirve de obras de arte muy famosas para el gran público, mediáticas y de fuerte presencia mítica. En este sentido, no elige una pieza concreta por su importancia artística, sino por su peso en el imaginario colectivo. Pone el acento de su intervención imitativa sobre la imagen original en técnicas y materiales como chocolate, azúcar, polvo, diamantes, mermelada, basura, juguetes, espaguetis, piezas de puzles, trocitos de papel cuché de las revistas de moda, etcétera. Después fotografía y reproduce a mayor tamaño este laborioso trabajo. De manera que no solo las imágenes son reconocibles, sino que los materiales son también familiares para el público que, en un particular trompe l’oeil contemporáneo, debe diferenciar entre la imagen original y lo que se aporta en la nueva.
Vik Muniz ha realizado exposiciones individuales en el Museum of Contemporary Photography (Chicago, Estados Unidos, 1999); el Museum of Modern Art (Nueva York, 1999); la Universidad de Salamanca (2000); y el Centre National de la Photographie (París, 1999). Entre las colectivas destacan la del Whitney Museum (Nueva York, 2000); el Museu de Arte Moderna (Salvador, Brasil, 2000); el Museo d’Arte Contemporanea di Roma (2003), el Centro Galego de Arte Contemporánea (Santiago de Compostela, 2004); la Fundación Telefónica (Madrid, 2005); el Baltic Centre for Contemporary Art (Gateshead, Reino Unido, 2007 y 2017); el MoMA PS1 (Nueva York, 2007); el Musée d’art contemporain de Montréal (Canadá, 2007); el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga (2012); y el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (México (2017). Representó a Brasil en la Bienal de Venecia de 2001.