Sheroanawe Hakihiiwe

Sheroana (Venezuela) 1971

Por: Maite Méndez Baiges

Artista de origen yanomami, y más concretamente de la comunidad de Pori Pori, nacido en 1971 en Sheroana, situado a orillas del Alto Orinoco del Amazonas venezolano, practica desde los años noventa una pintura basada en una perspectiva localizada, orientada al rescate y la preservación del acervo cultural, las tradiciones ancestrales y los vínculos con la naturaleza de los pueblos yanomamis. De su padre aprendió caza y pesca; y de su madre, el conocimiento de la imaginería visual ancestral de los yanomamis. Sus soportes suelen ser papeles elaborados artesanalmente con fibras vegetales del propio entorno, gracias a técnicas que aprendió en los noventa de la artista mexicana Laura Anderson Barbata, momento que supuso el arranque de su trayectoria artística. Juntos fundaron el proyecto colectivo Yanomami Owëmamotina (el arte yanomami de hacer papel), que durante más de una década se dedicó a la producción de papeles para su utilización por parte de la comunidad, en cuadernos, libretas o tarjetas. El colectivo llegó a editar un par de libros. Desde 2001, momento en el que emprende una investigación ya en solitario, ha desarrollado un trabajo orientado al registro, rescate y conservación de los modos de vida, las relaciones con el entorno, las tradiciones y cosmogonías de su pueblo natal. Se plasma en pinturas que crean imágenes sintéticas de la flora y fauna locales, a menudo inspiradas en los patrones gráficos de la pintura corporal y la decoración de cestería tradicionales de su comunidad. En su trabajo se puede hallar una especie de archivo del mundo natural y sobrenatural de los yanomamis del Alto Orinoco que es al mismo tiempo una reivindicación y una preocupación por la supervivencia de su ecosistema natural y cultural, extraordinario en el contexto de las economías globalizadas. La obra de Sheroanawe Hakihiiwe, su estilo lineal y sintético, que aúna firmeza y delicadeza, remite a ejemplos de relación con el entorno imprescindibles tanto para la preservación de su propia comunidad como para la del propio planeta.

Su trabajo es, al mismo tiempo, un archivo vivo y una interpretación íntima y personal de la tradición e identidad de su cultura natal, sus relatos, sus ritos, creencias y su interacción con la naturaleza, nacida de una casi perdida capacidad de observación. Con ella consigue transmitir un legado de valores y prácticas rico y sostenible, así como imaginar modos de vida beneficiosos para la salud del planeta, y que podrían funcionar como una alternativa contra los efectos arrasadores que produce el sistema de la globalización y que padece su propia comunidad.

En los últimos años el artista ha participado en la Bienal de Berlín (2019) y en la XII Bienal de Shanghái (2018); en la edición de ARCOmadrid 2019 fue galardonado con el Premio illy SustainArt. En 2021 ha presentado la serie Urihi Theri en su primera exposición individual en Europa, en el Kunsthalle Lissabon de Lisboa. También ha participado en las exposiciones colectivas «Amazonia» en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) de Sevilla, y «Uma História Natural das Ruínas» en Pivô, en São Paulo. En 2022 su obra se exhibe en «ReVision: Art in the Americas», en el Denver Art Museum y en la Kunsthalle de Viena, en la XXIII Bienal de Sídney y en la LIX Bienal de Venecia, «The Milk of Dreams», comisariada por Cecilia Alemani.

Su obra forma parte de colecciones como la del MALI-Museo de Arte de Lima, el British Museum de Londres, la Colección del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA) de México, la Colección KADIST en San Francisco, el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, el Columbia College en Chicago o la Colección Patricia Phelps de Cisneros (CPPC) en Nueva York, entre otros.