Se licenció en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibersitatea (Leioa, 1986) en la especialidad de Escultura. Junto a Txomin Badiola, y Ángel Bados, Irazu es considerado una de las figuras mas relevantes dentro de la llamada «nueva escultura vasca».
Durante los años ochenta, Irazu establece algunos de los parámetros que lo acompañarán durante toda su trayectoria: limitar el tamaño de la obra en relación con sus propias posibilidades físicas, de manera que la pieza actúe como condensador de un acto performativo, o afrontar siempre desde la heterodoxia su acercamiento al minimalismo y a Oteiza, creando obras con una fuerte densidad material que producen una discontinuidad espacial allí donde se insertan. En 1989 se trasladó a Londres, y de allí, en 1990, a Nueva York gracias a una Beca Fulbright. Durante esta década Irazu vivió y desarrolló su trabajo en esta ciudad, exponiendo regularmente en la John Weber Gallery. Actualmente reside y trabaja en Bilbao.
La producción artística de Pello Irazu ha ido ampliando progresivamente el uso de técnicas y procedimientos escultóricos, incluyendo materiales tan diversos como la madera, la formica, el cartón, el plástico o el aluminio. También ha trabajado con pintura mural y dibujo, generando nuevos espacios mediante la fricción entre la materialidad de las obras y la percepción de estas. Dentro de esta tendencia, destaca su exposición «El muro incierto», en la Sala Alcalá 31 (Madrid, 2015), donde, a través de una suerte de juego de especificidad del sitio, organiza varios murales producidos entre 1991 y 2005 en el espacio interior de la sala de exposiciones, y genera un trayecto laberíntico y discontinuo que aspira a cuestionar la experiencia y la percepción del espectador.
Pello Irazu es un artista con una trayectoria dilatada e internacional. Entre sus exposiciones cabe destacar «Panorama», una revisión de su trayectoria en el Museo Guggenheim Bilbao (2017); «Pello Irazu. Fragmentos y durmientes», en el Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo Vitoria-Gasteiz (2003); «Vivir sin destruir», en el Koldo Mitxelena Kulturunea (Donostia/San Sebastián, 2007); y «Studio», en la Yancey Richardson Gallery (Nueva York, 2014). Ha participado en importantes muestras colectivas como el Aperto de la Bienal de Venecia (1990); «Future Perfect», comisariado por Dan Cameron, en Heiligenkreuzerhof (Viena, 1993); «Photodimensional», en el Museum of Contemporary Photography (Chicago, 2009); «Mínima resistencia. Entre el tardomodernismo y la globalización: practicas artísticas durante las décadas de 1980 y 1990», en el Museo Reina Sofía (Madrid, 2013); y «(Ex)posiciones críticas. Discursos críticos en el arte español. 1975-1995», organizada por el Centro Galego de Arte Contemporánea (Santiago de Compostela, 2015).
Se licenció en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibersitatea (Leioa, 1986) en la especialidad de Escultura. Junto a Txomin Badiola, y Ángel Bados, Irazu es considerado una de las figuras mas relevantes dentro de la llamada «nueva escultura vasca».
Durante los años ochenta, Irazu establece algunos de los parámetros que lo acompañarán durante toda su trayectoria: limitar el tamaño de la obra en relación con sus propias posibilidades físicas, de manera que la pieza actúe como condensador de un acto performativo, o afrontar siempre desde la heterodoxia su acercamiento al minimalismo y a Oteiza, creando obras con una fuerte densidad material que producen una discontinuidad espacial allí donde se insertan. En 1989 se trasladó a Londres, y de allí, en 1990, a Nueva York gracias a una Beca Fulbright. Durante esta década Irazu vivió y desarrolló su trabajo en esta ciudad, exponiendo regularmente en la John Weber Gallery. Actualmente reside y trabaja en Bilbao.
La producción artística de Pello Irazu ha ido ampliando progresivamente el uso de técnicas y procedimientos escultóricos, incluyendo materiales tan diversos como la madera, la formica, el cartón, el plástico o el aluminio. También ha trabajado con pintura mural y dibujo, generando nuevos espacios mediante la fricción entre la materialidad de las obras y la percepción de estas. Dentro de esta tendencia, destaca su exposición «El muro incierto», en la Sala Alcalá 31 (Madrid, 2015), donde, a través de una suerte de juego de especificidad del sitio, organiza varios murales producidos entre 1991 y 2005 en el espacio interior de la sala de exposiciones, y genera un trayecto laberíntico y discontinuo que aspira a cuestionar la experiencia y la percepción del espectador.
Pello Irazu es un artista con una trayectoria dilatada e internacional. Entre sus exposiciones cabe destacar «Panorama», una revisión de su trayectoria en el Museo Guggenheim Bilbao (2017); «Pello Irazu. Fragmentos y durmientes», en el Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo Vitoria-Gasteiz (2003); «Vivir sin destruir», en el Koldo Mitxelena Kulturunea (Donostia/San Sebastián, 2007); y «Studio», en la Yancey Richardson Gallery (Nueva York, 2014). Ha participado en importantes muestras colectivas como el Aperto de la Bienal de Venecia (1990); «Future Perfect», comisariado por Dan Cameron, en Heiligenkreuzerhof (Viena, 1993); «Photodimensional», en el Museum of Contemporary Photography (Chicago, 2009); «Mínima resistencia. Entre el tardomodernismo y la globalización: practicas artísticas durante las décadas de 1980 y 1990», en el Museo Reina Sofía (Madrid, 2013); y «(Ex)posiciones críticas. Discursos críticos en el arte español. 1975-1995», organizada por el Centro Galego de Arte Contemporánea (Santiago de Compostela, 2015).