Estudió Bellas Artes en la Universidad de Sevilla y en 1988 se instaló en Nueva York gracias a una Beca Fulbright. Pertenece a la generación de artistas sevillanos que exponían en los años ochenta en la Galería La Máquina Española y que renovaron el panorama artístico desde diversas posiciones estilísticas y conceptuales, como Pepe Espaliú, Guillermo Paneque o Federico Guzmán. Sus primeros trabajos se centran en una pintura figurativa, con un estilo entre lo ornamental y lo decorativo de vertiente pop, que parte de un imaginario que encuentra en libros, revistas, cómics, reseñas de periódicos, fotografías o películas, además de sus propios viajes y vivencias personales. En las obras de las últimas décadas, Cabrera combina en sus pinturas motivos abstractos, como los arabescos, que envuelven, superponen o sirven de trama a los componentes figurativos de la escena, lo cual provoca en el observador un distanciamiento frente a lo real en imágenes enigmáticas y de fuerte carga simbólica, de colores violentos a la vez que armónicos.
Su obra ha estado presente en el panorama galerístico español desde que participó en la Bienal de Venecia de 1986 y en significativas muestras colectivas como «Espagne 87», en el Musee d’art moderne de la Ville de Paris (París, 1987); la itinerante «Imágenes líricas. New Spanish Vision» (1990-1992), mostrada en diversos centros de Estados Unidos; «A través del dibujo», en el Museo Reina Sofía (Madrid, 1995); o «Los excesos de la mente», en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (Sevilla, 2002). En 2016 se le dedicó una importante retrospectiva en la Casa de la Provincia de Sevilla.
Estudió Bellas Artes en la Universidad de Sevilla y en 1988 se instaló en Nueva York gracias a una Beca Fulbright. Pertenece a la generación de artistas sevillanos que exponían en los años ochenta en la Galería La Máquina Española y que renovaron el panorama artístico desde diversas posiciones estilísticas y conceptuales, como Pepe Espaliú, Guillermo Paneque o Federico Guzmán. Sus primeros trabajos se centran en una pintura figurativa, con un estilo entre lo ornamental y lo decorativo de vertiente pop, que parte de un imaginario que encuentra en libros, revistas, cómics, reseñas de periódicos, fotografías o películas, además de sus propios viajes y vivencias personales. En las obras de las últimas décadas, Cabrera combina en sus pinturas motivos abstractos, como los arabescos, que envuelven, superponen o sirven de trama a los componentes figurativos de la escena, lo cual provoca en el observador un distanciamiento frente a lo real en imágenes enigmáticas y de fuerte carga simbólica, de colores violentos a la vez que armónicos.
Su obra ha estado presente en el panorama galerístico español desde que participó en la Bienal de Venecia de 1986 y en significativas muestras colectivas como «Espagne 87», en el Musee d’art moderne de la Ville de Paris (París, 1987); la itinerante «Imágenes líricas. New Spanish Vision» (1990-1992), mostrada en diversos centros de Estados Unidos; «A través del dibujo», en el Museo Reina Sofía (Madrid, 1995); o «Los excesos de la mente», en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (Sevilla, 2002). En 2016 se le dedicó una importante retrospectiva en la Casa de la Provincia de Sevilla.