Nico Munuera

Lorca (Murcia) 1974

Por: Beatriz Herráez

La contraposición entre la factura artesanal —materiales y técnicas tradicionales— y la ejecución industrial —la serialidad y la reproductibilidad de la imagen— constituyen elementos claves de las pinturas de Nico Munuera. Sus obras requieren de una mirada sosegada, sin prisas, que se detiene en los detalles, aunque esto no signifique que estos se reproduzcan como tales en sus imágenes. Se trata de geografías y paisajes construidos mediante superposiciones de campos de color que interrogan a quienes los contemplan en una experiencia que no garantiza certezas.

En sus últimas presentaciones Munuera ha abandonado las grandes superficies blancas de pintura, rasgada con brochazos de color, que caracterizaban series como las expuestas en «My Ross Island» (2011), por el empleo de una gama cromática más amplia en la que «nos traslada a ese enclave físico e interior recurrente que habita el artista», tal y como se define el giro operado en la muestra «Isla de Boneless» (2016). De la primera isla —Ross—, localizada en la Antártida y cuyas fotografía de hace más de un siglo sirven al autor como imágenes para empezar su investigación pictórica, a este segundo islote, construido a partir de fragmentos de una observación más íntima, el recorrido trazado por Munuera es una exploración exhaustiva de las posibilidades de la disciplina.

Nico Munuera ha expuesto regularmente en las galerías madrileñas Max Estrella y la Caja Negra y en Rafael Ortiz (Sevilla). Entre las becas y premios que le han sido concedidos se encuentra la Beca de Creación Artística CAM en Berlín (2011) y la Beca de Artes Plásticas del Colegio de España en París (2003). Su trabajo ha formado parte de muestras colectivas en la Fondazione Giorgio Cini (Venecia, Italia, 2015); el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga (2015); y el Instituto Cervantes de Múnich (2014).