Considerado uno de los escultores más destacados del contexto artístico español de finales del siglo XIX y primer tercio del XX, Miguel Blay i Fàbrega se formó en Olot, labrando imágenes religiosas en el taller El Arte Cristiano de José Berga i Boix junto al pintor Joaquim Vayreda. A finales de 1888 viajó a París becado por la Diputación Provincial de Girona. Allí frecuentó la Académie Julian, la Escuela de Bellas Artes y el taller del escultor francés Henri- Michel-Antoine Chapu. A los tres años de estar en París, viajó a Roma durante unos meses y regresó a Olot en 1894. De nuevo en París, ganó la Medalla de Honor en la Exposición Universal de 1900; al año siguiente fue nombrado caballero de la Legión de Honor francesa. En 1906 volvió a España y se estableció en Madrid. En 1909 fue elegido miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y, a partir del año siguiente, fue profesor de la Escuela Especial de Bellas Artes de Madrid. De 1925 a 1936 fue director de la Academia de España en Roma. Consiguió la Medalla de la Exposición Nacional en 1892 y en 1897, y la Medalla de Honor en 1908. Sus esculturas muestran la idealización propia de los escultores catalanes en torno al modernismo y la combinación de la línea clásica con una técnica de corte impresionista. Destaca su elegancia, sobriedad y naturalidad con una obra de gran perfección técnica y belleza.
Entre sus exposiciones cabe mencionar el homenaje que le dedica el Museo de Arte Moderno (Madrid, 1925); la celebrada en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid, 1942); la antológica titulada «Miquel Blay. La escultura del sentimiento», en el Museo Comarcal de la Garrotxa (Olot, Gernoa, 2000); y «Solidez y belleza. Miguel Blay en el Museo del Prado», en el Museo del Prado (Madrid, 2016), coincidiendo con el 150 aniversario de su nacimiento.
Considerado uno de los escultores más destacados del contexto artístico español de finales del siglo XIX y primer tercio del XX, Miguel Blay i Fàbrega se formó en Olot, labrando imágenes religiosas en el taller El Arte Cristiano de José Berga i Boix junto al pintor Joaquim Vayreda. A finales de 1888 viajó a París becado por la Diputación Provincial de Girona. Allí frecuentó la Académie Julian, la Escuela de Bellas Artes y el taller del escultor francés Henri- Michel-Antoine Chapu. A los tres años de estar en París, viajó a Roma durante unos meses y regresó a Olot en 1894. De nuevo en París, ganó la Medalla de Honor en la Exposición Universal de 1900; al año siguiente fue nombrado caballero de la Legión de Honor francesa. En 1906 volvió a España y se estableció en Madrid. En 1909 fue elegido miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y, a partir del año siguiente, fue profesor de la Escuela Especial de Bellas Artes de Madrid. De 1925 a 1936 fue director de la Academia de España en Roma. Consiguió la Medalla de la Exposición Nacional en 1892 y en 1897, y la Medalla de Honor en 1908. Sus esculturas muestran la idealización propia de los escultores catalanes en torno al modernismo y la combinación de la línea clásica con una técnica de corte impresionista. Destaca su elegancia, sobriedad y naturalidad con una obra de gran perfección técnica y belleza.
Entre sus exposiciones cabe mencionar el homenaje que le dedica el Museo de Arte Moderno (Madrid, 1925); la celebrada en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid, 1942); la antológica titulada «Miquel Blay. La escultura del sentimiento», en el Museo Comarcal de la Garrotxa (Olot, Gernoa, 2000); y «Solidez y belleza. Miguel Blay en el Museo del Prado», en el Museo del Prado (Madrid, 2016), coincidiendo con el 150 aniversario de su nacimiento.