Pintor autodidacta, únicamente realizó un breve período de estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid. A partir de 1959 se vinculó al mundo del cine, dentro del Departamento de Arte de los estudios cinematográficos de Samuel Bronston, donde se familiarizó con los rudimentos de la pintura. Su trayectoria artística se inició en los años sesenta con una pintura figurativa de tendencia expresionista dentro de la estela de la nueva figuración que se vive en España en esta década. Son obras de carácter crítico y social, pobladas de figuras que tienden a lo grotesco, donde los rostros y los cuerpos se superponen, con frecuentes cambios de escala, que le dan una fuerte carga expresiva, en obras como El militar (1965) o Pintura con loco (1967). En la década siguiente su obra evoluciona hacia una pintura de raigambre pop, jugando con la duplicación o variación de los motivos, los cambios de escala y la dislocación de las formas, como en su obra 28 aspectos para quinta armonía (1978). Desde la década de 1980 su pintura deriva hacia un sincretismo de las formas y del espacio de representación, en facetas de color plano que definen la composición, como se aprecia en su serie de obras Las tres gracias negras (1987-1990).
A partir de los años ochenta la obra de Delacámara obtiene amplio reconocimiento, con una sala individual en el Pabellón de España de la Bienal de Venecia de 1980; obtiene la Mención Especial en la XIV Festival Internacional de Pintura de Cagnes-sur-Mer en 1983; el Primer Gran Premio en la Bienal Internacional de Arte de Valparaíso en 1983; y una beca para la investigación de nuevas formas expresivas del Ministerio de Cultura español ese mismo año. Expuso regularmente en el panorama galerístico español desde 1964 y se le dedicó una importante retrospectiva en el Art Museum of The Americas (Washington D. C., 1991).
Pintor autodidacta, únicamente realizó un breve período de estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid. A partir de 1959 se vinculó al mundo del cine, dentro del Departamento de Arte de los estudios cinematográficos de Samuel Bronston, donde se familiarizó con los rudimentos de la pintura. Su trayectoria artística se inició en los años sesenta con una pintura figurativa de tendencia expresionista dentro de la estela de la nueva figuración que se vive en España en esta década. Son obras de carácter crítico y social, pobladas de figuras que tienden a lo grotesco, donde los rostros y los cuerpos se superponen, con frecuentes cambios de escala, que le dan una fuerte carga expresiva, en obras como El militar (1965) o Pintura con loco (1967). En la década siguiente su obra evoluciona hacia una pintura de raigambre pop, jugando con la duplicación o variación de los motivos, los cambios de escala y la dislocación de las formas, como en su obra 28 aspectos para quinta armonía (1978). Desde la década de 1980 su pintura deriva hacia un sincretismo de las formas y del espacio de representación, en facetas de color plano que definen la composición, como se aprecia en su serie de obras Las tres gracias negras (1987-1990).
A partir de los años ochenta la obra de Delacámara obtiene amplio reconocimiento, con una sala individual en el Pabellón de España de la Bienal de Venecia de 1980; obtiene la Mención Especial en la XIV Festival Internacional de Pintura de Cagnes-sur-Mer en 1983; el Primer Gran Premio en la Bienal Internacional de Arte de Valparaíso en 1983; y una beca para la investigación de nuevas formas expresivas del Ministerio de Cultura español ese mismo año. Expuso regularmente en el panorama galerístico español desde 1964 y se le dedicó una importante retrospectiva en el Art Museum of The Americas (Washington D. C., 1991).