Juan Francisco Isidro

Lora del Río (Sevilla) 1961 - Sevilla 1993

Por: Beatriz Espejo

El inicio de su carrera coincidió con una gran efervescencia artística localizada en Sevilla, al amparo de la revista Figura. Juan Francisco Isidro pertenece a una generación muy pictórica, la que surgió a mediados de los años ochenta, cuando las propuestas conceptuales prácticamente habían desaparecido de galerías y museos. Se formó en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla, aunque se dio a conocer en 1985 en el proyecto de Ignacio Tovar para el Museo de Arte Contemporáneo de Sevilla titulado Ciudad invadida, con la que surgió una nueva generación de artistas jóvenes. Dos años después empezó a trabajar con la Galería Rafael Ortiz de Sevilla, a la que siempre estuvo muy ligado.

El suyo es un discurso intimista, al margen de modas o efectismos, que conjuga planteamientos conceptuales con un proceso lento y metódico. El interés de su obra está determinado en gran medida por la radicalidad y el rigor de sus planteamientos. Los objetos que utiliza para conseguir estas alegorías visuales son extremadamente sencillos y no están exentos de humor e ironía. Su obra abarca materiales y técnicas diversas: papel, lienzo, madera o fotografía, un medio, este último, en el que habría avanzado hasta niveles insospechados por su inusual capacidad para imaginar y descubrir. En su breve pero prolífica carrera fue uno de los creadores más sensibles y prometedores de la época. Fue galardonado con el Premio de Pintura L’Oreal en 1990 y la Beca Banesto en 1992.

Tres años después de su muerte, en 1993, se realizó una importante exposición sobre su obra en la Torre de Guzmanes (La Algaba, Sevilla), que recogía los momentos más significativos de su carrera. La Galería Rafael Ortiz también le dedicó una amplia muestra bajo el nombre «Laboratorios de silencios» en 2006, con piezas inéditas. En 2011 se celebró la última retrospectiva sobre su trabajo en la Sala Santa Inés de Sevilla con el título «La intensa levedad».