Figura clave de la abstracción pictórica española, en conexión con el panorama artístico internacional, y en particular con la génesis de la Escuela de Nueva York en los años cincuenta, de la que fue partícipe, asimilando los valores del expresionismo abstracto norteamericano. Su período de formación comenzó en la Escuela de Artes y Oficios de Granada (1931-1934) y posteriormente en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando (1939-1944). Una vez terminados sus estudios, viajó a París en 1945 becado por el gobierno francés para estudiar en la École des Beaux-Arts. Allí conoció la vanguardia histórica y a los pintores de la Escuela de París, lo que lo indujo a indagar sobre su propio lenguaje, ya plenamente dentro de la modernidad. Inició entonces un período de búsqueda que lo llevó a Roma (1947-1948), donde conoció a la periodista norteamericana Roxane Whittier Pollock, con la que se casaría en 1949. Al año siguiente se trasladó a Nueva York, lo que será definitorio para desarrollar a partir de entonces su propio lenguaje basado en la abstracción lírica y gestual. Allí conoció a la galerista Betty Parsons, que lo introduce en su círculo de artistas, entre los que se hallan Franz Kline, Mark Rothko o Robert Motherwell. Unido al aprendizaje de las técnicas de grabado en el mítico Atelier 17 con Stanley William Hayter, Guerrero irrumpió en 1954 con una obra caracterizada por un paulatino proceso de abstracción y simplificación de las formas, basada en la tensión entre masas cromáticas y la expresividad del componente gestual, que desarrollará en la década de 1970. En esa época regresó a España por un tiempo, entró en contacto con el grupo de Cuenca y participó en la inauguración del Museo Abstracto. En 1966 realizó una de las obras más importantes en su trayectoria,
La brecha de Víznar, de la que producirá varias versiones en la década de 1980. En 1970 comenzó su serie Fosforescencias, caracterizada por una síntesis abstracta del motivo de los fósforos que le sirvió para experimentar con la forma y el color. En las décadas siguientes trabajará con el óvalo y el arco que, a modo de ideogramas, se convierten en fronteras de palpitantes planos de color.
Desde que expuso en la galería de Betty Parsons en los años cincuenta su trayectoria ha sido una de las más prolíficas. En España fue principalmente la Galería Juana Mordó de Madrid la que mostró y difundió su obra desde 1964. En 1976 se celebró su primera exposición antológica en las Salas del Banco de Granada y en la Fundación Rodríguez-Acosta de Granada, a la que siguieron otras en Sala de las Alhajas (Madrid, 1980) o el Museo Reina Sofía (Madrid, 1994). En el 2000 se inauguró el Centro José Guerrero de Granada, con una importante selección de obras del artista, además de su archivo personal. Entre los reconocimientos obtenidos destaca su nombramiento como caballero de la orden de las Artes y las Letras de Francia (1959) y la Medalla de Oro a las Bellas Artes española (1984).
Figura clave de la abstracción pictórica española, en conexión con el panorama artístico internacional, y en particular con la génesis de la Escuela de Nueva York en los años cincuenta, de la que fue partícipe, asimilando los valores del expresionismo abstracto norteamericano. Su período de formación comenzó en la Escuela de Artes y Oficios de Granada (1931-1934) y posteriormente en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando (1939-1944). Una vez terminados sus estudios, viajó a París en 1945 becado por el gobierno francés para estudiar en la École des Beaux-Arts. Allí conoció la vanguardia histórica y a los pintores de la Escuela de París, lo que lo indujo a indagar sobre su propio lenguaje, ya plenamente dentro de la modernidad. Inició entonces un período de búsqueda que lo llevó a Roma (1947-1948), donde conoció a la periodista norteamericana Roxane Whittier Pollock, con la que se casaría en 1949. Al año siguiente se trasladó a Nueva York, lo que será definitorio para desarrollar a partir de entonces su propio lenguaje basado en la abstracción lírica y gestual. Allí conoció a la galerista Betty Parsons, que lo introduce en su círculo de artistas, entre los que se hallan Franz Kline, Mark Rothko o Robert Motherwell. Unido al aprendizaje de las técnicas de grabado en el mítico Atelier 17 con Stanley William Hayter, Guerrero irrumpió en 1954 con una obra caracterizada por un paulatino proceso de abstracción y simplificación de las formas, basada en la tensión entre masas cromáticas y la expresividad del componente gestual, que desarrollará en la década de 1970. En esa época regresó a España por un tiempo, entró en contacto con el grupo de Cuenca y participó en la inauguración del Museo Abstracto. En 1966 realizó una de las obras más importantes en su trayectoria,
La brecha de Víznar, de la que producirá varias versiones en la década de 1980. En 1970 comenzó su serie Fosforescencias, caracterizada por una síntesis abstracta del motivo de los fósforos que le sirvió para experimentar con la forma y el color. En las décadas siguientes trabajará con el óvalo y el arco que, a modo de ideogramas, se convierten en fronteras de palpitantes planos de color.
Desde que expuso en la galería de Betty Parsons en los años cincuenta su trayectoria ha sido una de las más prolíficas. En España fue principalmente la Galería Juana Mordó de Madrid la que mostró y difundió su obra desde 1964. En 1976 se celebró su primera exposición antológica en las Salas del Banco de Granada y en la Fundación Rodríguez-Acosta de Granada, a la que siguieron otras en Sala de las Alhajas (Madrid, 1980) o el Museo Reina Sofía (Madrid, 1994). En el 2000 se inauguró el Centro José Guerrero de Granada, con una importante selección de obras del artista, además de su archivo personal. Entre los reconocimientos obtenidos destaca su nombramiento como caballero de la orden de las Artes y las Letras de Francia (1959) y la Medalla de Oro a las Bellas Artes española (1984).