Inicia su proyecto fotográfico a mediados de los años setenta publicando sus primeras imágenes en la revista Nueva Lente. Al mismo tiempo trabaja como fotógrafo freelance para la revista Triunfo y realiza su primera muestra individual a finales de esa década en la Escuela Photocentro (Madrid, 1979). Su obra se conforma por una serie continuada y coherente de imágenes, siempre urbanas, de lo aparentemente intrascendente: pequeños rincones y recortes de su cotidianeidad en los que los detalles y el punto de vista tienen fuertes cargas de melancolía y soledad, en los que a partir de una mesa puesta, una lámpara, una fachada o unas cortinas se reflexiona sobre la profundidad de las cosas.
Javier Campano retoma en su trabajo la idea del viajero tradicional, que no turista, para quien el tiempo debe detenerse en cada imagen. Viajar no consiste en tomar aviones, atravesar océanos e ir a lugares exóticos, sino que se puede ser viajero en tu propia ciudad. De hecho, Madrid, población que ha recorrido abandonándose a su tiempo y su espacio, dejándose atrapar por la piel de lo cotidiano, ha sido uno de sus temas favoritos. En este sentido, ha realizado reportajes también sobre París, Nueva York, Lisboa, Sevilla, Tánger o Buenos Aires; sin embargo, y a contracorriente, en estas ciudades no busca los detalles monumentales y los hitos turísticos y reconocibles, sino huellas del habitar, en las que mira las cosas pequeñas en las que nadie repara.
Ha expuesto de forma individual en la Universitat de València (1991); el Istituto Europeo di Design (Cagliari, Italia, 1993); el Museo Pablo Serrano (Zaragoza, 2005); o la Universidad Jaume I (Castellón de la Plana, 2010), entre otros espacios. Realizó un proyecto retrospectivo en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en 2004 con el título de «Hotel Mediodía».
Inicia su proyecto fotográfico a mediados de los años setenta publicando sus primeras imágenes en la revista Nueva Lente. Al mismo tiempo trabaja como fotógrafo freelance para la revista Triunfo y realiza su primera muestra individual a finales de esa década en la Escuela Photocentro (Madrid, 1979). Su obra se conforma por una serie continuada y coherente de imágenes, siempre urbanas, de lo aparentemente intrascendente: pequeños rincones y recortes de su cotidianeidad en los que los detalles y el punto de vista tienen fuertes cargas de melancolía y soledad, en los que a partir de una mesa puesta, una lámpara, una fachada o unas cortinas se reflexiona sobre la profundidad de las cosas.
Javier Campano retoma en su trabajo la idea del viajero tradicional, que no turista, para quien el tiempo debe detenerse en cada imagen. Viajar no consiste en tomar aviones, atravesar océanos e ir a lugares exóticos, sino que se puede ser viajero en tu propia ciudad. De hecho, Madrid, población que ha recorrido abandonándose a su tiempo y su espacio, dejándose atrapar por la piel de lo cotidiano, ha sido uno de sus temas favoritos. En este sentido, ha realizado reportajes también sobre París, Nueva York, Lisboa, Sevilla, Tánger o Buenos Aires; sin embargo, y a contracorriente, en estas ciudades no busca los detalles monumentales y los hitos turísticos y reconocibles, sino huellas del habitar, en las que mira las cosas pequeñas en las que nadie repara.
Ha expuesto de forma individual en la Universitat de València (1991); el Istituto Europeo di Design (Cagliari, Italia, 1993); el Museo Pablo Serrano (Zaragoza, 2005); o la Universidad Jaume I (Castellón de la Plana, 2010), entre otros espacios. Realizó un proyecto retrospectivo en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en 2004 con el título de «Hotel Mediodía».