Britten documenta a James (Diego) Evans entre 1770, fecha en la que ingresó en la Clockmakers’ Company (Compañía de relojeros inglesa) y 1832.
Fue el primero de una larga familia de relojeros. Se estableció en el n.º 7 de la londinense Sweeting’s Alley. Le sucedieron en el negocio su hijo Thomas, que ingresó en la Compañía de Relojeros en 1788, y su nieto James en 1811. Todos destacan por su gran calidad técnica. En las obras destinadas al comercio español castellaniza su firma: «Diego Evans, London» o «Diego Evans, Bolsa Real, Londres» (en inglés, «James Evans, Royal Exchange, London»).
Hacia 1780 o 1785, se asoció con los hermanos Robert y Peter Higgs, y se especializaron en relojes para la exportación, sobre todo para el mercado español. Continuó con el negocio hasta 1825 en Royal Exchange, la calle londinense relojera por excelencia.
Britten documenta a James (Diego) Evans entre 1770, fecha en la que ingresó en la Clockmakers’ Company (Compañía de relojeros inglesa) y 1832.
Fue el primero de una larga familia de relojeros. Se estableció en el n.º 7 de la londinense Sweeting’s Alley. Le sucedieron en el negocio su hijo Thomas, que ingresó en la Compañía de Relojeros en 1788, y su nieto James en 1811. Todos destacan por su gran calidad técnica. En las obras destinadas al comercio español castellaniza su firma: «Diego Evans, London» o «Diego Evans, Bolsa Real, Londres» (en inglés, «James Evans, Royal Exchange, London»).
Hacia 1780 o 1785, se asoció con los hermanos Robert y Peter Higgs, y se especializaron en relojes para la exportación, sobre todo para el mercado español. Continuó con el negocio hasta 1825 en Royal Exchange, la calle londinense relojera por excelencia.