Inmaculada Salinas

Sevilla 1967

Por: Ángel Calvo Ulloa

El trabajo de Inmaculada Salinas (Sevilla, 1967), aunque su práctica implique múltiples capas que la podrían asociar a frentes muy diversos, puede inscribirse sin reservas en el territorio de la pintura, disciplina que ella misma establece como punto de partida. Con una carrera que se inicia a comienzos de los 90, las más de tres décadas en que ha operado como artista establecen una relación especialmente estrecha, en primer lugar, con eso que se ha denominado lo femenino y con cómo esto se ha representado tanto en la historia del arte como en otros ámbitos; pero también en una preocupación capital por la definición del trabajo artístico y del tiempo asociado a este. Para ello, sus obras se entregan a un doble proceso de conceptualización y elaboración que desemboca en unas dinámicas de trabajo sistematizado, en diálogo con unas supuestas pautas de productividad capitalista que, aquí, se verán obstruidas por la complejidad de vincular la práctica artística con un sistema que, en el caso de Inmaculada Salinas, plantea preocupaciones y objetivos distintos.

Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, ha participado en la GIBCA 2015 (Göteburg International Biennial for Contemporary Art) comisariada por Elvira Dyangani Ose. Entre sus exposiciones individuales cabe destacar la reciente Voces en el bosque, La Virreina, Barcelona (2023); Memoria del presente, Sala Atín Aya, Sevilla (2020) o Prensadas, CAAC, Sevilla (2011). Además, ha realizado exposiciones colectivas en instituciones como el IVAM, Valencia (2023); CentroCentro, Madrid (2020); Azkuna Zentroa, Bilbao (2019); Las Cigarreras, Alicante (2018); EACC, Castellón (2018); CCCC, Valencia (2017) o CA2M, Móstoles (2016). Su obra está presente en colecciones como la del MNCARS, CAAC (Sevilla), CA2M, Perez Art Museum (Miami), Es Baluard (Palma de Mallorca) o Colección Banco de España, entre otras.