Este artista nacido en Alemania dejó su trabajo como administrativo hace unos años para dedicarse a la práctica artística aplicando en su nueva actividad el conocimiento adquirido en su ocupación previa. Esto es, empleando en sus piezas las mismas metodologías desarrolladas como oficinista, también sus rutinas laborales, en una relación evidente con el arte conceptual de los sesenta y con esa «estética administrativa» referida por historiador Benjamin Buchloh en su análisis sobre la academización de estos lenguajes. La práctica de Uriarte restaura con un humor particular un imaginario cómplice con estas formas artísticas mediante el uso del Excell, de una máquina de escribir o mediante la insistencia en el garabato como disciplina artística. Al modo del escribiente de Herman Melville, todo parece indicar que Uriarte «preferiría no hacerlo»: ni la aburrida tarea de oficinista ni las tareas del artista que busca expresarse a través de su obra. En esa meditada y estudiada inoperancia que se despliega en ambas direcciones, Uriarte consigue señalar las convenciones y las paradojas vinculadas al transcurso de la jornada laboral, así como aquellas que, en contraposición, se suelen asociar al tiempo considerado más vital de la producción del artista. Una actividad que escaparía de lo rutinario para situarse en lo excepcional, prometiendo una completa realización personal de la que Uriarte también se mantiene distante.
Ignacio Uriarte ha realizado exposiciones individuales en espacios como la Fundació Mies van der Rohe (Barcelona, 2015); el Kunstmuseum Villa Zanders (Bergisch Gladbach, Alemania, 2015); el White Space Beijing (Pekín, 2014); la Berlinische Galerie (Berlín, 2014); y el Drawing Center (Nueva York, 2013), entre otros. Su trabajo ha sido presentado regularmente en la Galería Nogueras Blanchard, con sedes en Madrid y en Barcelona.
Este artista nacido en Alemania dejó su trabajo como administrativo hace unos años para dedicarse a la práctica artística aplicando en su nueva actividad el conocimiento adquirido en su ocupación previa. Esto es, empleando en sus piezas las mismas metodologías desarrolladas como oficinista, también sus rutinas laborales, en una relación evidente con el arte conceptual de los sesenta y con esa «estética administrativa» referida por historiador Benjamin Buchloh en su análisis sobre la academización de estos lenguajes. La práctica de Uriarte restaura con un humor particular un imaginario cómplice con estas formas artísticas mediante el uso del Excell, de una máquina de escribir o mediante la insistencia en el garabato como disciplina artística. Al modo del escribiente de Herman Melville, todo parece indicar que Uriarte «preferiría no hacerlo»: ni la aburrida tarea de oficinista ni las tareas del artista que busca expresarse a través de su obra. En esa meditada y estudiada inoperancia que se despliega en ambas direcciones, Uriarte consigue señalar las convenciones y las paradojas vinculadas al transcurso de la jornada laboral, así como aquellas que, en contraposición, se suelen asociar al tiempo considerado más vital de la producción del artista. Una actividad que escaparía de lo rutinario para situarse en lo excepcional, prometiendo una completa realización personal de la que Uriarte también se mantiene distante.
Ignacio Uriarte ha realizado exposiciones individuales en espacios como la Fundació Mies van der Rohe (Barcelona, 2015); el Kunstmuseum Villa Zanders (Bergisch Gladbach, Alemania, 2015); el White Space Beijing (Pekín, 2014); la Berlinische Galerie (Berlín, 2014); y el Drawing Center (Nueva York, 2013), entre otros. Su trabajo ha sido presentado regularmente en la Galería Nogueras Blanchard, con sedes en Madrid y en Barcelona.