En el catálogo 272 pages, editado por Helena Tatay en 2001 con motivo de la exposición coproducida por la Fundació Antoni Tàpies de Barcelona, el Centre national de la photographie de París, el Fotomuseum de Winterthur y el Museum Ludwig de Colonia, la también comisaria indicaba: «Como Feldmann tiene por norma, el libro no incluye su biografía artística […] Y, sin embargo, le parecía imprescindible mencionar su lugar y fecha de nacimiento, Düsseldorf 1941, porque no cree que el arte sea universal, sino hijo de un tiempo y un lugar».
Hay artistas, como Feldmann, que reinventan el arte. No hacen otra cosa más que ser artistas y, sin embargo, algo hay en su posicionamiento, en sus obras (o en su ausencia de ellas), en la libertad de creación a la que se agarran con naturalidad y firmeza, en su particular sentido del humor frente a la sociedad y en la facilidad de reírse de sí mismo… que hacen revivir en cierta manera un sentimiento común alrededor del arte; aquello por lo que los artistas quieren seguir produciendo, los curadores organizar exposiciones, la crítica escribir sobre ello (y con ello) y, los públicos, disfrutar viéndolo. Esto hace que sus obras tengan la cualidad de un prisma que irradia diferentes formas y colores, dependiendo del momento en el que se miren o de la mirada que lo haga. Ha huido del arte canónico, de aburridos análisis de sus obras, de la abstracción como emblema del individualismo, para posicionarse en un arte popular construido a partir de las partes de un sistema de consumo que vivió cuando, de joven, Estados Unidos asentaba su imperio a partir de las ruinas de Europa. Por eso son importantes el lugar y, sobre todo, la fecha de nacimiento de un artista.
Su trayectoria se organiza en dos etapas. Desde finales de la década de 1960 hasta 1980, año en el que para su producción durante nueve años, y de 1989 hasta la actualidad. La primera etapa ve la luz de lo que seguramente son sus trabajos más conocidos, los fotolibros titulados Bilde [Imagen] o Bilder [Imágenes]. Realizados de manera modesta, los cuadernos disponen de tapas de cartón con el título, número y nombre impresos con tampón, y una serie de fotografías en blanco y negro agrupadas por motivos. Paisajes nevados, personas en bicicleta, camas deshechas, rodillas femeninas, herramientas, vehículos… La catalogación fotográfica clásica realizada a partir de fotografías ya existentes. «Lo que le interesa […] es la serie, el conjunto de imágenes o, mejor dicho, lo que aparece al juntarlas. No es la imagen en sí, sino el mundo que abren al agruparlas. Si la imagen aislada constituiría un enunciado, en combinación con otras, lingüísticamente, conforma una narración», afirma Tatay.
Mirar imágenes, recortarlas y almacenarlas, crear series fotográficas a partir de ellas, publicar libros que las contengan. Cualquier compilación aspira a ser antología. Y así, 100 Jahre [100 años (2000)], muestra ciento una fotografías de personas comprendidas entre las ocho semanas y los cien años. Vista en exposición, debe mostrarse como una línea de tiempo que se va recorriendo y donde quien la mira va completando su propia vida a partir de la edad concreta de cada persona retratada. En otro ejemplo paradigmático (All the Clothes of a Woman) Feldmann fotografía toda la ropa de una mujer, prenda por prenda; al catalogar su ropa, parece poder adelantarse a cualquier combinación realizable. La acumulación fotográfica nunca es inocente. Por último, Feldmann ha demostrado un gran interés por el kitsch entendido como el epítome del sentido del gusto convencional; algo que desde el arte parece naif, o cutre, pero que define gran parte de la estética del mundo.
En el catálogo 272 pages, editado por Helena Tatay en 2001 con motivo de la exposición coproducida por la Fundació Antoni Tàpies de Barcelona, el Centre national de la photographie de París, el Fotomuseum de Winterthur y el Museum Ludwig de Colonia, la también comisaria indicaba: «Como Feldmann tiene por norma, el libro no incluye su biografía artística […] Y, sin embargo, le parecía imprescindible mencionar su lugar y fecha de nacimiento, Düsseldorf 1941, porque no cree que el arte sea universal, sino hijo de un tiempo y un lugar».
Hay artistas, como Feldmann, que reinventan el arte. No hacen otra cosa más que ser artistas y, sin embargo, algo hay en su posicionamiento, en sus obras (o en su ausencia de ellas), en la libertad de creación a la que se agarran con naturalidad y firmeza, en su particular sentido del humor frente a la sociedad y en la facilidad de reírse de sí mismo… que hacen revivir en cierta manera un sentimiento común alrededor del arte; aquello por lo que los artistas quieren seguir produciendo, los curadores organizar exposiciones, la crítica escribir sobre ello (y con ello) y, los públicos, disfrutar viéndolo. Esto hace que sus obras tengan la cualidad de un prisma que irradia diferentes formas y colores, dependiendo del momento en el que se miren o de la mirada que lo haga. Ha huido del arte canónico, de aburridos análisis de sus obras, de la abstracción como emblema del individualismo, para posicionarse en un arte popular construido a partir de las partes de un sistema de consumo que vivió cuando, de joven, Estados Unidos asentaba su imperio a partir de las ruinas de Europa. Por eso son importantes el lugar y, sobre todo, la fecha de nacimiento de un artista.
Su trayectoria se organiza en dos etapas. Desde finales de la década de 1960 hasta 1980, año en el que para su producción durante nueve años, y de 1989 hasta la actualidad. La primera etapa ve la luz de lo que seguramente son sus trabajos más conocidos, los fotolibros titulados Bilde [Imagen] o Bilder [Imágenes]. Realizados de manera modesta, los cuadernos disponen de tapas de cartón con el título, número y nombre impresos con tampón, y una serie de fotografías en blanco y negro agrupadas por motivos. Paisajes nevados, personas en bicicleta, camas deshechas, rodillas femeninas, herramientas, vehículos… La catalogación fotográfica clásica realizada a partir de fotografías ya existentes. «Lo que le interesa […] es la serie, el conjunto de imágenes o, mejor dicho, lo que aparece al juntarlas. No es la imagen en sí, sino el mundo que abren al agruparlas. Si la imagen aislada constituiría un enunciado, en combinación con otras, lingüísticamente, conforma una narración», afirma Tatay.
Mirar imágenes, recortarlas y almacenarlas, crear series fotográficas a partir de ellas, publicar libros que las contengan. Cualquier compilación aspira a ser antología. Y así, 100 Jahre [100 años (2000)], muestra ciento una fotografías de personas comprendidas entre las ocho semanas y los cien años. Vista en exposición, debe mostrarse como una línea de tiempo que se va recorriendo y donde quien la mira va completando su propia vida a partir de la edad concreta de cada persona retratada. En otro ejemplo paradigmático (All the Clothes of a Woman) Feldmann fotografía toda la ropa de una mujer, prenda por prenda; al catalogar su ropa, parece poder adelantarse a cualquier combinación realizable. La acumulación fotográfica nunca es inocente. Por último, Feldmann ha demostrado un gran interés por el kitsch entendido como el epítome del sentido del gusto convencional; algo que desde el arte parece naif, o cutre, pero que define gran parte de la estética del mundo.