En 1995, tras terminar sus estudios de Bellas Artes en la Rhode Island School of Design, la artista Danica Phelps (Nueva York, 1971) inició un recuento minucioso de sus ingresos y gastos que se fue incorporando a sus dibujos por medio de un código de colores y unas dinámicas de representación sistemáticas que le permitían relacionar la vida cotidiana con su coste. La decisión de Phelps llegaba motivada por los diferentes trabajos que necesitaba realizar para poder pagar sus facturas mes a mes, y que a menudo ocupaban parte de ese tiempo que, como artista, se suponía debería dedicar a aquello para lo que se había formado. Surgió entonces la siguiente pregunta: «¿Cuánto vale mi tiempo?».E inició a partir de ella una dinámica que le posibilitaba vincular su actividad diaria con una suerte de extracto bancario que señalaba en verde los ingresos y en rojo los gastos, y que además le permitía establecer mediante aquella precariedad un tema sobre el que trabajar como artista.
Con las primeras exposiciones, llegaron también las primeras adquisiciones que, si por una parte le permitían comenzar a generar un lucro que cubriese aquellos gastos, le obligaban también a complejizar esa contabilidad y a plantearse de qué manera podría desprenderse de los dibujos sin perder la información financiera que contenían, y que suponían de algún modo un diario íntimo, un rastro de su paso por el mundo. Ideó entonces la creación de calcos de cada uno de los dibujos vendidos, a los que incorporaba información sobre el comprador y la cantidad recibida. De ese modo los dibujos permitían ser replicados, generando versiones ilimitadas que incorporasen los rastros de los anteriores. Buena muestra de este proceso será la serie Income's Outcome, un proyecto de largo recorrido que le permitió acompañar durante años el viaje de sus obras a través del mercado del arte, configurando un archivo de transacciones que se materializó en cerca de 400 dibujos, realizados hasta 2016.
Fruto de la consciencia del efecto que las políticas exteriores de su país tienen en el devenir de muchos otros, la deriva del trabajo de Danica Phelps ha incorporado en los últimos años esa preocupación, al tiempo que ha comenzado a explorar una serie de acontecimientos de naturaleza más íntima donde, además de incluir ese rastro de la economía personal, van apareciendo episodios como el que narra Founding. Presentado por primera vez en 2022 en una exposición homónima en la galería NF (Madrid), este proyecto reúne treinta y un dibujos relativos a un mes de viaje —entre el 22 julio y el 21 de agosto— con su hijo a través del este de los Estados Unidos, atravesando los estados de California, Washington, Oregón y Arizona, y visitando lugares como el lago Cráter o el Gran Cañón del Colorado. Las líneas de color que habitualmente registraban los aspectos económicos adquirieren en esta serie un paralelismo con los dibujos a lápiz que acompañan, y con lo que el propio viaje representa. Aflora en ellos la consciencia de esa independencia que poco a poco descubre en su hijo, pero también la conexión que la artista establece entre ese acontecimiento y la orografía de aquellos lugares. Surge así un juego de variaciones tonales que deja atrás la planitud previa y deviene en gamas de rojos, verdes y grises, en líneas que —como anticipaba su proyecto Flow out, Flow in— se alargan y giran su orientación hasta perder la verticalidad, derivando en trazos orgánicos que se vinculan ahora con el paisaje y los cambios que la vida va proveyendo. Lo fundamental en el trabajo de Danica Phelps es entender cómo la aparente frialdad de un trabajo sistemático termina siendo atravesada por diversos factores que le otorgan una naturaleza tan íntima y poderosa, y Founding supone un nuevo punto de inflexión en su manera de hacer, marcando el devenir futuro de esta conexión arte-vida que Phelps plantea.
En casi tres décadas, el trabajo de Phelps ha ido ganando en matices, convirtiendo sus dinámicas en un sistema plenamente reconocible, que le ha permitido incorporar su relato cotidiano a su actividad artística y viceversa. En los últimos años, con los cambios en su vida, vinculada de manera activa al devenir social y medioambiental del planeta, la implicación de su economía y la posibilidad de que esta afecte de manera positiva a ciertos acontecimientos políticos, Phelps ha abierto una vía de acción que le permite colaborar con causas benéficas de diversa naturaleza y mostrar el modo en que esto le afecta.
En 1995, tras terminar sus estudios de Bellas Artes en la Rhode Island School of Design, la artista Danica Phelps (Nueva York, 1971) inició un recuento minucioso de sus ingresos y gastos que se fue incorporando a sus dibujos por medio de un código de colores y unas dinámicas de representación sistemáticas que le permitían relacionar la vida cotidiana con su coste. La decisión de Phelps llegaba motivada por los diferentes trabajos que necesitaba realizar para poder pagar sus facturas mes a mes, y que a menudo ocupaban parte de ese tiempo que, como artista, se suponía debería dedicar a aquello para lo que se había formado. Surgió entonces la siguiente pregunta: «¿Cuánto vale mi tiempo?». E inició a partir de ella una dinámica que le posibilitaba vincular su actividad diaria con una suerte de extracto bancario que señalaba en verde los ingresos y en rojo los gastos, y que además le permitía establecer mediante aquella precariedad un tema sobre el que trabajar como artista.
Con las primeras exposiciones, llegaron también las primeras adquisiciones que, si por una parte le permitían comenzar a generar un lucro que cubriese aquellos gastos, le obligaban también a complejizar esa contabilidad y a plantearse de qué manera podría desprenderse de los dibujos sin perder la información financiera que contenían, y que suponían de algún modo un diario íntimo, un rastro de su paso por el mundo. Ideó entonces la creación de calcos de cada uno de los dibujos vendidos, a los que incorporaba información sobre el comprador y la cantidad recibida. De ese modo los dibujos permitían ser replicados, generando versiones ilimitadas que incorporasen los rastros de los anteriores. Buena muestra de este proceso será la serie Income's Outcome, un proyecto de largo recorrido que le permitió acompañar durante años el viaje de sus obras a través del mercado del arte, configurando un archivo de transacciones que se materializó en cerca de 400 dibujos, realizados hasta 2016.
Fruto de la consciencia del efecto que las políticas exteriores de su país tienen en el devenir de muchos otros, la deriva del trabajo de Danica Phelps ha incorporado en los últimos años esa preocupación, al tiempo que ha comenzado a explorar una serie de acontecimientos de naturaleza más íntima donde, además de incluir ese rastro de la economía personal, van apareciendo episodios como el que narra Founding. Presentado por primera vez en 2022 en una exposición homónima en la galería NF (Madrid), este proyecto reúne treinta y un dibujos relativos a un mes de viaje —entre el 22 julio y el 21 de agosto— con su hijo a través del este de los Estados Unidos, atravesando los estados de California, Washington, Oregón y Arizona, y visitando lugares como el lago Cráter o el Gran Cañón del Colorado. Las líneas de color que habitualmente registraban los aspectos económicos adquirieren en esta serie un paralelismo con los dibujos a lápiz que acompañan, y con lo que el propio viaje representa. Aflora en ellos la consciencia de esa independencia que poco a poco descubre en su hijo, pero también la conexión que la artista establece entre ese acontecimiento y la orografía de aquellos lugares. Surge así un juego de variaciones tonales que deja atrás la planitud previa y deviene en gamas de rojos, verdes y grises, en líneas que —como anticipaba su proyecto Flow out, Flow in— se alargan y giran su orientación hasta perder la verticalidad, derivando en trazos orgánicos que se vinculan ahora con el paisaje y los cambios que la vida va proveyendo. Lo fundamental en el trabajo de Danica Phelps es entender cómo la aparente frialdad de un trabajo sistemático termina siendo atravesada por diversos factores que le otorgan una naturaleza tan íntima y poderosa, y Founding supone un nuevo punto de inflexión en su manera de hacer, marcando el devenir futuro de esta conexión arte-vida que Phelps plantea.
En casi tres décadas, el trabajo de Phelps ha ido ganando en matices, convirtiendo sus dinámicas en un sistema plenamente reconocible, que le ha permitido incorporar su relato cotidiano a su actividad artística y viceversa. En los últimos años, con los cambios en su vida, vinculada de manera activa al devenir social y medioambiental del planeta, la implicación de su economía y la posibilidad de que esta afecte de manera positiva a ciertos acontecimientos políticos, Phelps ha abierto una vía de acción que le permite colaborar con causas benéficas de diversa naturaleza y mostrar el modo en que esto le afecta.