María Bleda (Castellón, 1969) y José María Rosa (Albacete, 1970).
Desde su serie Campos de fútbol (1992-1995), realizada en blanco y negro, los espacios exteriores y los lugares simbólicos han sido elementos principales en el trabajo artístico de Bleda y Rosa. Ya en esta serie primigenia e iluminadora (deudora todavía de procesos clásicos de la catalogación fotográfica), los títulos de cada una de las 18 imágenes respondían al lugar donde se encontraban los campos de juego. Igual ocurre con Campos de batalla (1994-2016), que añadía, al nombre del lugar, la fecha concreta o aproximada de cuando tuvo lugar la contienda. Tal vez sea esta serie la que inició una presencia más estable de los fotógrafos en el panorama artístico nacional y un recorrido plagado de proyectos multiterritoriales. En la serie Ciudades (1997-2000), los artistas acercaron el foco a lugares que habían sido antiguos asentamientos peninsulares, y los resultados son siempre detalles concretos, nunca visiones de conjunto.
De hecho, esta mirada hacia el lugar simbólico la lanzan en todos los casos desde el presente. No hay voluntad alguna de recreación del suceso histórico o del sitio, que aparece tal como lo encuentran ellos; aunque siempre, eso sí, cuestionado por la distancia temporal y la subjetividad de sus imágenes. Con Origen (2003-actualidad), los formatos se agrandan y los lugares adquieren la categoría de escenas. Con las diferentes series de Arquitecturas, comienzan a incluirse en las obras textos más amplios, en los que no solo se localiza la imagen, sino que se amplía la información a través de documentos históricos. Eso también es lo que ocurre en la serie Prontuario. Notas en torno a la Guerra y la Revolución (2011-2013), a la que pertenecen las carpetas Trafalgar y Cádiz. En 2008 fueron galardonados con el Premio Nacional de Fotografía.
María Bleda (Castellón, 1969) y José María Rosa (Albacete, 1970).
Desde su serie Campos de fútbol (1992-1995), realizada en blanco y negro, los espacios exteriores y los lugares simbólicos han sido elementos principales en el trabajo artístico de Bleda y Rosa. Ya en esta serie primigenia e iluminadora (deudora todavía de procesos clásicos de la catalogación fotográfica), los títulos de cada una de las 18 imágenes respondían al lugar donde se encontraban los campos de juego. Igual ocurre con Campos de batalla (1994-2016), que añadía, al nombre del lugar, la fecha concreta o aproximada de cuando tuvo lugar la contienda. Tal vez sea esta serie la que inició una presencia más estable de los fotógrafos en el panorama artístico nacional y un recorrido plagado de proyectos multiterritoriales. En la serie Ciudades (1997-2000), los artistas acercaron el foco a lugares que habían sido antiguos asentamientos peninsulares, y los resultados son siempre detalles concretos, nunca visiones de conjunto.
De hecho, esta mirada hacia el lugar simbólico la lanzan en todos los casos desde el presente. No hay voluntad alguna de recreación del suceso histórico o del sitio, que aparece tal como lo encuentran ellos; aunque siempre, eso sí, cuestionado por la distancia temporal y la subjetividad de sus imágenes. Con Origen (2003-actualidad), los formatos se agrandan y los lugares adquieren la categoría de escenas. Con las diferentes series de Arquitecturas, comienzan a incluirse en las obras textos más amplios, en los que no solo se localiza la imagen, sino que se amplía la información a través de documentos históricos. Eso también es lo que ocurre en la serie Prontuario. Notas en torno a la Guerra y la Revolución (2011-2013), a la que pertenecen las carpetas Trafalgar y Cádiz. En 2008 fueron galardonados con el Premio Nacional de Fotografía.