Bartolomé Maura y Montaner

Palma 1844 - Madrid 1926

Por: Virginia Albarrán Martín

Considerado el grabador de reproducción por excelencia, especializado en el grabado calcográfico, mostró predilección por la pintura de la Escuela Española, que se caracterizó por su extraordinaria habilidad para captar el colorido de los cuadros a través del juego de luces y de sombras y el de las tintas y los tonos.

Grabó también numerosos retratos de personajes públicos de su época, además de medallas y monedas, entre otros proyectos. Descendiente del pintor y grabador en talla dulce Juan Montaner y Cladera, inició su formación en la Academia Provincial de Bellas Artes de Baleares en 1861, donde fue discípulo de Guillermo Torres y Francisco Parietti. En 1868 se trasladó a Madrid para continuar sus estudios en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado, donde fueron sus maestros Federico de Madrazo y Carlos Luis Ribera, además de asistir a las clases de Grabado de Domingo Martínez Aparici.

Fue uno de los grabadores más premiados y reconocidos durante el último tercio del siglo XIX. Entre sus cargos figuran el de administrador de la Calcografía Nacional desde 1872 hasta 1893, año en que ganó la oposición de director artístico de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. En junio de 1887 ingresó como grabador segundo en la Sección de Confección de Billetes del Banco de España, y en 1898 obtuvo el cargo de grabador primero por jubilación de Martínez Aparici. Un año después fue nombrado académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. El título de su discurso de ingreso fue «Sobre la conveniencia del Renacimiento en España del grabado calcográfico, llamado también de talla dulce».