Alfredo Alcaín

Madrid 1936

Por: Isabel Tejeda

Estudió en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y completó su formación en Grabado y Litografía en la Escuela Nacional de Artes Gráficas, medio en el que ha experimentado profusamente a lo largo de su trayectoria creativa. Posee también estudios de Decoración cinematográfica en la Escuela Nacional de Cinematografía de Madrid, gracias a lo cual ha colaborado ocasionalmente en producciones de cine y de teatro.

Su trabajo ha oscilado entre la pintura, la ilustración, el collage, la escultura y el grabado. Presentó su primera exposición individual en Madrid en 1962. Durante los años sesenta y setenta desarrolló su personal aportación entre el pop y el realismo crítico como reacción a la abstracción informalista, aunque Alcaín nunca ha aprobado la adscripción de este lenguaje de origen anglosajón: «Me incluyeron en él, aunque en realidad nunca estuve dentro del pop del todo». Sin embargo, y siguiendo las corrientes estéticas internacionales, en los años ochenta su obra giró hacia una pintura con menor discurso social. Recurrió a las fuentes de arte de las vanguardias y siguientes parámetros expresivos del cubismo, incorporó objetos a las pinturas, poniendo en entredicho la dicotomía moderna entre lo bidimensional y lo tridimensional. En las últimas décadas se ha decantado por un trabajo ligado a la abstracción geométrica: «Camino hacia un precipicio, con cuadros muy lineales y sintéticos, que se alejan de la figuración».

Fue Premio Nacional de las Artes Plásticas (2003). Ha realizado numerosas exposiciones individuales tanto en museos como en galerías privadas, entre las que podemos citar la Escuela de Nobles y Bellas Artes de San Eloy (Salamanca, 1968); el Palacio de Valle Santoro (Sangüesa, 1980); el Museo de Bellas Artes de Bilbao (1981); la Casa del Siglo XV (Segovia, 1994); la Universidad de Málaga (1997); la Fundación Antonio Pérez (Cuenca, 2001); o la Sala Rekalde (Bilbao, 2012).