Un toque femenino (servilleta, silicona y palito de algodón)

Un toque femenino (servilleta, silicona y palito de algodón)

  • 2004
  • Copia cromógena adherida a aluminio
  • 101,1 x 137,2 cm
  • Edición 2/3
  • Cat. F_62
  • Adquirida en 2004
Por:
Beatriz Espejo

El trabajo de Ana Prada parte de una observación minuciosa de los objetos que nos rodean en nuestro quehacer cotidiano, del que extrae un repertorio tan simple, ambiguo y diverso como grapas, globos, vasos y cubiertos de plástico, chinchetas, bolsas de té, limas de uñas o sacapuntas, entre otros. A partir de ellos, y mediante sutiles procesos de manipulación, ordenación y serialización, consigue resultados que fluctúan entre la realidad y lo ilusorio.

Las obras Un toque femenino (servilleta, silicona y palito de algodón) (2004), Sin título (bolsa y palitos) (2001) y Sin título (2003) son un ejemplo. Aquí, componentes minúsculos como una servilleta, un palillo de madera o una bolsa de plástico construyen un objeto ambiguo que la ampliación fotográfica nos permite observar con mayor precisión y al mismo tiempo otorgarle nuevas lecturas. El hecho de tener un nuevo tamaño las saca de su existencia real, algo que hace que la artista las considere propuestas de esculturas que no pueden existir.

Beatriz Espejo

 
Por:
Roberto Díaz
Ana Prada
Zamora 1965

Artista especializada en Escultura por la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Politécnica de València (1983-1988), estudios que posteriormente completó con un máster en Fine Arts en el Goldsmiths’ College de Londres (1989-1991), ciudad en la que reside desde entonces. En su obra, basada principalmente en la escultura objetual, que también proyecta a través de la fotografía, emplea como materia principal los objetos de uso cotidiano y doméstico (rulos, pinzas del pelo, medias de nailon, sacapuntas, etcétera); a través de su manipulación, repetición, yuxtaposición y ensamblados, formando diversas estructuras que van de lo rigurosamente geométrico a lo orgánico, dejan de ser percibidos como unidades, descontextualizándolos de su entorno y anulando su función habitual. Crea asociaciones conceptuales sorprendentes, que remiten formalmente a estrategias derivadas del minimal, del arte pop, así como del surrealismo o del arte conceptual, pero desplazándolos al universo de lo femenino, como en su serie de fotografías titulada Un toque femenino (2001-2003). Esta aproximación se refuerza por la fragilidad y temporalidad de muchas de sus obras escultóricas, que son destruidas una vez son expuestas, de manera que contrapone lo industrial, en relación al origen de los objetos que utiliza, con lo manual en la elaboración las mismas. La sencillez de las apariencias contrasta con la complejidad de los nuevos significados originados en un nuevo orden cargado de ironía.

Su obra obtuvo notoriedad con su participación en la Bienal de São Paulo (1994) y su exposición individual en el Museo Reina Sofía (Madrid, 1995). Posteriormente ha realizado muestras en prestigiosas instituciones como la Witte de With (Róterdam, Países Bajos, 1996); el New Museum of Contemporary Art (Nueva York, 1998); o la Sala Parpalló (València, 2010). Ha participado también en colectivas en el Institut Valencià d’Art Modern (València, 1995); el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (León, 2007); y el Centro de Artes Visuales Fundación Helga de Alvear (Cáceres, 2011-2012), entre otras.

Roberto Díaz

 
 
VV. AA. Colección Banco de España. Catálogo razonado, Madrid, Banco de España, 2019, vol.3.